
Acabo de recibir desde Beijing mi nuevo bañador de piel de tiburón (sharkskin). Aunque al abrir el sobre que lo contenía y ver su tamaño pensé que jamás podría ponermelo, me está como un guante y proporciona buenas sensaciones en la piscina aunque, claro está, no hace milagros.
Lo estrenaré oficialmente en la travesía al Mar Menor de este domingo.
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