Ayer hice la primera carrera de la temporada. Se trataba de la segunda edición de La San Valentín, un 10,000 medido por la RFEA que se disputaba en San Javier.
Llegaba allí limitado físicamente por el piramidal (que me lleva de cabeza pese a que no paro de estirar) y con la consigna de José Miguel de no sobrepasar de las 160 ppm, salvo que me encontrara fuerte al final, en cuyo caso podía apretar ... lógico porque sólo llevo 5 semanas de preparación. Por mi parte, me plantee la carrera para tratar de hace 43' siempre y cuando me acompañaran las buenas sensaciones. Comencé los 3 primeros kilómetros incluso por debajo de los 4'30 que esperaba (mi plan era hacer 1-3 a 4:30, 4-8 a 4'15, 9-10 a 3:45) y con las pulsaciones bajo control, pero todo empezó a cambiar en los 2 siguientes kilómetros cuando pretendí bajar hasta los 4'15 y manteniendo esas pulsaciones. Esto fue lo que me hizo perder completamente el control. El paso de los 5 km lo hice en poco más de 23' y ahí ya empecé a tirar la toalla. A falta de 1,8 km hacía los 41' y ahí, ya recuperado anímicamente comencé a recuperar posiciones, pero de nuevo me eché atrás al entrar en la pista de atletismo y comprobar que aún me quedaban 500 m de carrera, dejándome pasar por al menos 50 atletas en ese tramo final. Mi crono se paró en los 47'24", pero mi tiempo oficial final fue de 47'15", el segundo peor desde que retomé el mundo de la carrera a pie y, ojo, !!! acabé incluso con una ampolla !!!
Bueno, esto más que una carrera ha sido un entrenamiento bien acompañado, que tampoco está nada mal.
Concluyendo y siendo positivo, he de curar mis heridas antes de volver a competir o terminaré arrastrándome en todas y cada una de las carreras a las que vaya. Y, de momento, nada de zapatillas voladoras: hay que potenciar mucho la musculatura así como la técnica de carrera.
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